Salvo unos pocos poetas y monjes iluminados en lo alto de un monte, los demás sí tenemos nuestras ilusiones. Es más, no es que las tengamos, es que las necesitamos. Alimentan nuestros sueños, esperanzas y nuestras vidas como una bebida energética con extra de cafeína.
Y con esto me refiero a estos tiempos de exámenes finales, de ilusiones de que llegue el verano...
El otro día se cumplió uno de nuestros sueños, que el Zaragoza ganase, su último partido, y por lo tanto que permaneciese en Primera, así fue y lo hizo. Pero no por eso estamos completamente contentas ya que como contamos en otra entrada, Ander ya se ha ido.
¡Y cómo lloramos todas como tontas, viéndolo!
Cuando seamos mayores y nos acordemos de esas chiquilladas, seguro que nos reiremos y pensaremos que qué tontas fuimos.
Pero al menos el Zaragoza ganó, aunque ninguna pudimos ir a Levante a verlos. Aunque no pudimos ir, como buenas zaragocistas los animábamos desde aquí. Por eso dicen que somos la mejor afición de todas.
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