Me quedé bastante impactado ya
que no había entendido nada de lo que Marta me había dicho. Había hablado en
español y yo la verdad no entendía nada.
-Marta! Soy Harry, no he
entendido nada de lo que me has dicho. Supongo que no sabías que era yo-le dije
riendo.
Ella se quedó callada y supongo
que avergonzada. Le expliqué que esos días habíamos estado liados ya que
nuestro productor nos había llamado para firmar unos papeles y conceder varias
entrevistas. Ella me dijo que no pasaba nada y que no tenía por qué darle
ninguna explicación, pero yo quería hacerlo.
Le dije de quedar esa noche, de ir a dormir
todos juntos y montar una pequeña fiestecilla nocturna, pero no estaban aquí,
así que le pedí que al día siguiente de 11 a 5 fuera mía.
Narra Marta
Esa noche estuve super nerviosa.
No sabía lo que me esperaba mañana. Volvimos a casa pronto porque tenía que
levantarme temprano.
Al día siguiente a las 11 de la
mañana estaba preparada en la puerta de casa. Había estado desde las 9 arreglándome para Harry, tenía que estar perfecta.
Harry fue muy puntual. Me vino a
recoger en un BMW gris, increíble. Entré y ahí estaba él, sentado, en el
asiento del conductor, mirándome sonriente. De camino, me enseñó una carpeta en
su iPod que se llamaba Marta. Le abracé tan fuerte que casi nos chocamos con
otro coche y le di un beso en la mejilla. Nadie me había hecho nunca nada
parecido y estaba muy emocionada de saber que de verdad le importaba a alguien.
Mientras íbamos hacia mi
sorpresa, cantábamos las canciones que había buscado para mí. Y sobretodo reímos,
tanta, que acabé con dolor de tripa de tanto reírme. Pasamos una especie de
bosque y ahí estaba la playa; me encantaba la playa.
Dejamos las cosas en la arena y
fuimos hacia el agua. Yo me metí rápida y decidida, pero a él le costaba más. Empecé
a salpicarle hasta mojarlo del todo. Harry vino hacia mí para hacerme una
aguadilla, escapé de él corriendo a la orilla. Él me alcanzó y caímos en la
arena. Yo estaba encima suyo, nerviosa. Notaba su respiración agitada en mi
boca. Él fue el que se acercó lentamente hacia mí y me besó.
No me creía lo que estaba
pasando. Y tampoco sabía cómo parar ese beso tan perfecto. Fue él el que paró y
me indicó que me levantara que le estaba haciendo daño en el brazo. Fuimos hacia
las cosas y estuvimos tumbados un rato sobre ellas hablando de todo tipo de
cosas. Reímos demasiado, no podía quitarme esa sonrisa de estúpida cada vez que
le miraba.
Harry se levantó y me cogió en
brazos. Fue corriendo hacia el agua conmigo encima. Como no me dejé tirar,
finalmente caímos los dos, mojándonos de arriba abajo. Él había traído una
tabla de surf y quiso enseñarme a usarla. Me tumbó encima de ella y mientras me
ayudaba a coger la posición correcta, me puse de pie. Me caí varias veces, no
era demasiado buena en hacer equilibrios. Hubo una vez que aguanté bastante, pero
como no, me caí y encima de Harry. Sin ni siquiera mirarme a los ojos, me besó.
En ese momento, pasaron un grupo de chicos por la playa y empezaron a silbar y
a gritarle, mientras le guiñaban el ojo a Harry. Yo me puse muy nerviosa y roja como un tomate y me sumergí en
el agua. Cuando salí del agua, Harry me dijo que era tarde y debíamos volver ya
que no queríamos preocupar a nadie.
Había pasado el mejor día de mi
vida con el chico perfecto.
Narra Harry
El viaje de vuelta a casa fue
genial con ella al lado. Se me hizo muy corto y de hecho di varias vueltas más
para estar más tiempo con Marta. Cuando llegamos, todos estaban en el salón
viendo la tele.
-Aleluya! Al fin han llegado los
tortolitos-dijo Louis aplaudiendo-Harry, ahora te toca cumplir conmigo, tío.
Todos nos empezamos a reír. Louis
era genial. Marta subió arriba para cambiarse, mientras yo les contaba a los chicos lo feliz que me hacía
esta chica.
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