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miércoles, 21 de marzo de 2012

Capítulo 3 :)

Narra Lidia
Marta entró gritando en la habitación. Me cogió del brazo mientras me ponía la chaqueta y salimos corriendo de casa de Sara.
-¡Marta!, ¿qué pasa?- le repetí varias veces, pero Marta no me respondía.
El sonido de las ambulancias se encontraba de fondo mientras mi hermana tiraba de mí. Me llevó a casa. Las luces de las ambulancias me cegaban pero conseguí ver cómo mi madre salía de casa tumbada en una camilla, llena de tubos. Fui corriendo hacia ella, pero verla con los ojos en blanco y con la máscara de oxígeno, me dejó peor. Al cerrar las puertas del vehículo, mis rodillas chocaron contra el suelo y lloré desconsolada, hasta que noté como los brazos de Marta rodearon mis hombros. Estaba abrazándome.

Narra Marta
Entramos en casa y nos sentamos en el sofá. No dijimos palabra durante cinco minutos, simplemente nos quedamos pensando.
-Tenemos que llamar a papá- dijo Lidia
-¿Eres tonta?. Cómo vamos a llamarle... Se preocupará, y no puede venir a España, debe concentrarse en su trabajo- le recriminé.
Lidia me miró y se fue a su cuarto. En ese momento las dos nos dimos cuenta de que no podíamos recurrir a nadie si a nuestra madre le pasara algo, solo nos teníamos la una a la otra, y yo a ella no le quería. De repente sonó el timbre de la puerta. Era nuestro vecino preguntándose qué pasaba, por qué tanta ambulancia. Cando se lo contamos enseguida se ofreció a llevarnos al hospital.
-Planta alta, habitación 38- dijo la recepcionista.
Camino al ascensor me quedé impactada. Vi a un niño calvito sonriendo cuando una niña con síndrome de down le daba la mano. Vi como un anciano con ayuda de su andador paseaba por el pasillo del hospital junto a su mujer y la besaba como si fuera su último día.
-Era increíble cómo las personas pueden ser felices así-pensé.
Subimos en el ascensor y cuando se abrieron las puerta pude ver esa habitación, la 38. Ni Lidia ni yo nos atrevíamos a entrar, pero en ese momento salió el medico.
-¿Vosotras sois Marta y Lidia?- preguntó.
-Sí, ¿qué pasa?, ¿Está bien?, por favor di que sí.- dije.
-Entrar, vuestra madre pregunta por vosotras- nos contestó ignorando nuestras preguntas.
Ahí estaba, tumbada como de costumbre, pero con peor cara, más ojeras, aunque siempre que estábamos delante sonreía, y eso me encantaba de ella. Fui a abrazarla, pero Lidia se me adelantó. Parecía imposible peor no me enfadé con ella. De repente salió de la boca de nuestra madre lo que más nos alegró ese día.
-Mañana espero que me lleven a casa. Lleváis esperando ese día toda vuestra vida y quiero que lo disfrutéis, sabiendo que vuestra madre vuelve a estar en casa.
Tenía razón, con lo que había pasado ni me acordaba de que mañana era la firma de discos de One Direction. Lidia y yo nos apoyamos en su cama y nos dormimos junto a ella.

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